¿Qué es el Estrés? ¿Qué síntomas tiene el Estrés? ¿Cómo saber si se tiene Estrés? ¿Qué causa el Estrés? ¿Es posible tratar el Estrés? ¿Cómo se trata el Estrés?
El estrés psicológico se asocia a diferentes tipos de síntomas, desde inquietud o problemas gastrointestinales leves hasta trastornos de ansiedad de severidad variable y enfermedades crónicas del corazón.
El estrés es una experiencia que implica distintos niveles del organismo. Se trata de una reacción psicológica y fisiológica que generalmente se dispara ante situaciones que suponen un reto, una amenaza o un peligro. Aunque el estrés no siempre se percibe como negativo o desagradable, un nivel elevado de estrés tiende a provocar problemas si se mantiene a largo plazo.
El estrés a menudo tiene una utilidad, pero suele ser percibido como desagradable a nivel emocional y físico, y en muchos casos aparece sin una función clara e incluso resulta contraproducente para la meta que tengamos en un momento dado.
El estrés puede causar una gran variedad de síntomas tanto físicos como emocionales. Entre los síntomas más comunes del estrés encontramos:
Los síntomas y signos que hemos mencionado pueden hacerte sospechar que tienes estrés crónico, sobre todo si te provocan mucho malestar y se mantienen durante un período de tiempo prolongado.
Identificar la presencia de estrés crónico es el primer paso para conseguir reducirlo y obtener un mayor equilibrio y bienestar tanto a nivel de sintomatología como de satisfacción vital.
Las situaciones y presiones que causan estrés son conocidas como estresores. Normalmente pensamos que los estresores son algo negativo, como un horario laboral exhaustivo o una relación muy demandante. Sin embargo, cualquier cosa que implique la necesidad de ajustar tu vida normal puede considerarse un estresor. Esto incluye los eventos positivos como el casarse, comprar una nueva casa, ir a la universidad o recibir un ascenso. No obstante, el estrés también puede estar causado por factores internos. Por ejemplo, cuando te preocupas excesivamente sobre algo que puede no llegar a suceder, además de los pensamientos irracionales y pesimistas sobre tu vida.
Las técnicas más efectivas para el control del estrés son aquellas que facilitan la desactivación del organismo y que incluyen, entre otras, el entrenamiento en relajación muscular progresiva, el biofeedback o las distintas formas de meditación. La eficacia de las técnicas de desactivación proviene de su capacidad para prevenir la pérdida de control. La práctica de las técnicas de relajación permite provocar cambios en el comportamiento de las personas, incrementando la consciencia sobre lo que significa estar relajado durante el día y ayudándoles a prevenir situaciones que conllevan mucho estrés, favoreciendo la aceptación de su situación personal o reduciendo sus intentos de luchar contra las situaciones incontrolables.
El tratamiento psicológico del estrés a menudo tiene lugar en el contexto de terapias para otros problemas, dado que muy habitualmente el estrés tiene como causa la presencia previa de trastornos psicológicos. Sin embargo, existen también enfoques de tratamiento específicos para el estrés crónico y agudo.
Las terapias conductuales, las cognitivas y la combinación de ambas (es decir, la terapia cognitivo-conductual) son con toda probabilidad los tratamientos psicológicos más utilizados en la actualidad para tratar casos de estrés. Son habituales tanto los formatos basados en terapia individual como los programas grupales. La terapia psicológica para el estrés suele incluir entrenamiento en técnicas que ayuden a reducir la activación física, como la respiración lenta y profunda o la relajación muscular progresiva.
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